El vino rosado ha ganado rápidamente popularidad en los últimos años, cautivando a los entusiastas del vino por sus características refrescantes y vibrantes. Pero ¿alguna vez te has preguntado cómo se elabora este delicioso vino de tonos rosados? En este artículo, te contaremos un poco
El método de elaboración del vino generalmente no se muestra en la etiqueta, pero si investigas un poco sobre la bodega o la región vinícola, puedes saber más información sobre el tipo de rosado que estás bebiendo.
El vino rosado estructuralmente, se elabora igual que los vinos blancos y tintos. Con esto nos refierimos a que las uvas se cosechan del viñedo, se llevan a la bodega y el jugo de uva se fermenta para crear alcohol.
Sin embargo, hay algunos pasos clave que le dan al rosado su icónico color rosado. Los enólogos utilizarán las siguientes técnicas según el estilo de rosado que busquen.
Selección de uva:
La clave para elaborar un vino rosado de calidad reside en seleccionar el tipo adecuado de uva. Si bien se utilizan varias variedades de uva para elaborar rosado, la mayoría de los productores optan por uvas tintas como garnacha, syrah, pinot noir o sangiovese. Estas uvas se eligen específicamente por su capacidad para producir vinos con color, sabor y acidez deseables.
Cosecha:
Una vez que las uvas alcanzan su madurez óptima, se cosechan cuidadosamente a mano o con máquinas durante las horas frescas de la mañana. Esto se hace para preservar la acidez natural de la uva y evitar la oxidación, preservando la frescura del vino.
Trituración y Maceración:
A diferencia de la producción de vino tinto, donde los hollejos de la uva se dejan en contacto con el jugo durante un período prolongado, la elaboración de vino rosado implica un contacto limitado con los hollejos. Una vez trituradas las uvas, las pieles se dejan en contacto con el jugo durante un período breve, que suele oscilar entre unas pocas horas y un par de días. Este proceso, conocido como maceración, confiere al vino el color rosado deseado y una sutil gama de sabores.
Prensado:
Una vez alcanzado el nivel deseado de extracción de color, el jugo de uva se separa de la piel mediante un suave proceso de prensado. Este paso ayuda a extraer los sabores y aromas deseados de los hollejos, evitando al mismo tiempo que el vino se vuelva demasiado tánico.
Fermentación:
El jugo obtenido del prensado se traslada luego a recipientes de fermentación, que pueden ser depósitos de acero inoxidable o barricas de roble. Como ocurre con cualquier vino, el rosado se somete a una fermentación, durante la cual la levadura convierte los azúcares de la uva en alcohol. La fermentación se puede realizar a bajas temperaturas para preservar los delicados aromas y sabores inherentes a los vinos rosados.
Mezcla:
Una vez completada la fermentación, el enólogo puede optar por mezclar diferentes lotes de vinos rosados para lograr el perfil de sabor deseado. Este paso permite la creación de expresiones de rosado únicas y complejas, combinando diferentes variedades de uva, sitios de viñedo o técnicas de fermentación.
Envejecimiento y Embotellado:
Si bien algunos vinos rosados deben disfrutarse jóvenes y frescos, otros se benefician de un breve período de envejecimiento. El envejecimiento se puede realizar en depósitos de acero inoxidable o en barricas de roble, aportando matices y complejidad adicionales al producto final. Tras la crianza, el vino se clarifica y filtra, asegurando su estabilidad, antes de ser embotellado y enviado al mundo.
Elaborar una botella de vino rosado requiere un delicado equilibrio entre técnicas de selección de uva, maceración y fermentación. El resultado es un vino refrescante y versátil que ofrece una amplia gama de sabores, desde crujientes y afrutados hasta florales y sabrosos. Entonces, la próxima vez que saboree una copa de rosado, tómese un momento para apreciar el arte que implica producir este elixir rosado. ¡Salud!