Una de las preguntas que posiblemente nos hemos hecho cuando comenzamos al incursionar en el mundo del vino es: ¿cómo saber que un vino es de calidad?
Podríamos pasar horas dándole vueltas a este tema, y la verdad es que no hay una única respuesta correcta, ya que variaría dependiendo de la persona a la que le preguntes pues hay muchas áreas subjetivas en las que podemos basarnos para justificar nuestra respuesta.
Teniendo esto en mente, haremos todo lo posible por separar los criterios que son subjetivos de los que son objetivos, aunque dado que hay enfoques subjetivos para cada punto objetivo, probablemente sea mejor clarificarlos como indicativos objetivos e indicativos subjetivos.
Indicativos Objetivos:
Aroma y sabor: ¿hay algún aroma presente? ¿Es intenso o tengo que meter la nariz para recoger alguna nota? Tras la degustación, ¿hay sabor o es plano? ¿Cúal es la sensación en boca y cuánto tiempo permanece? ¿Está el vino equilibrado entre alcohol, acidez, taninos y azúcar? ¿Juegan entre sí en algún tipo de armonía? ¿O hay un desequilibrio notable?
Defectos: ¿Hay alguno presente? Aquí hay factores subjetivos, ya que algunos catadores son más sensibles a éstos que otros, algunos los disfrutan esto mientras que otros los detestan. Sin embargo, una falla como TCA generalmente se detecta si es evidente. El olor a corcho y otros defectos evidentes arruinan la experiencia de degustar el vino y, por lo tanto, reducen la calidad.
Complejidad: ¿Podemos encontrar sus aromas primarios, secundarios y terciarios? ¿Hay evolución en copa? ¿Cómo se sienten sus sabores y texturas? ¿Qué más nos “dice” el vino? La complejidad es un tema bastante interesante y puedes leer más sobre este tema en nuestra entrada ¿Qué significa ‘complejidad’ en el vino? para que no te quedes con ninguna duda.
Estilo de vinificación: Ya sea que estemos frente a una botella con varietales únicos, diferentes tipos de fermentación, maceración, etc. En ocasiones los enólogos toman riesgos para producir un vino diferente y de calidad, pero a veces estos pueden resultar en una calidad negativa. Pero si tiene éxito, el vino único resultante puede ser intrigante y estimulante.
Indicativos Subjetivos:
Estilo: Si bien generalmente hay personas que prefieren los vinos más secos y una acidez marcada, y hay otros que prefieren sentir la tanicidad en boca pero con un menor contenido de alcohol, eso no significa que un vino dulce sea de menor calidad per se.
Limpieza: ¿El vino está filtrado o tiene sedimentos? La presencia de sedimentos en el vino no quiere decir que sea un defecto, pues son restos naturales del proceso de elaboración. Claro que hay consumidores que prefieren no ver partículas flotando en su copa, así que esto no debería tenerse en cuenta en la definición general de calidad.
Experiencia y Expectativas: ¿Dónde estás? ¿Lo estás maridando? ¿Tuviste la explicación de cata? Estos son factores externos importantes que tienen un gran efecto en la percepción general de la calidad del vino, pero ninguno es un resultado directo del vino en sí.
Precio: se han realizado numerosos estudios que muestran cómo el precio puede sesgar incorrectamente las percepciones de calidad. Por supuesto, un productor debe fijar el precio de su vino de tal manera que cubra sus gastos y sea redituable para la bodega. Sin embargo, después de cierto punto, en muchas ocasiones el precio se vuelve más sobre el prestigio, la reputación, la rareza, que sobre la calidad real del vino.
Premios y puntajes: Es cierto que las calificaciones de los críticos tienen un propósito. Sin embargo, hay ocasiones en las que no nos podemos basar en puntos como un factor importante para decidir la calidad del vino.
En primer lugar, las calificaciones son inherentemente subjetivas. Expertos como Robert Parker otorgan puntos mucho más altos a los vinos de un estilo específico. En segundo lugar, no es apropiado poner todos los vinos en la misma escala de 0 a 100 o de 1 a 5 puntos. Es como comparar a María Felix con Frida Kahlo, pues cada una destacó dentro de un ámbito artístico diferente.
Por último, las calificaciones crean un efecto dominó negativo en la industria, lo que influye en la vinificación monocromática: los productores se ven obligados a seguir las tendencias y sacrificar la creatividad y la calidad por ganancias económicas.
¿Tú cómo describes la calidad de un vino? Cuéntanos en los comentarios