Todos hemos estado allí. Estás disfrutando de una deliciosa botella de vino y cuando llegas al fondo de la botella, te encuentras con una sorpresa inquietante. Un desastre viscoso y fangoso escondido entre los posos del vino. Es suficiente para repensar darle ese último sorbo.
Estas partículas se llaman sedimentos de vino y encontrarlas en algunos vinos es una experiencia común. Pero, ¿qué es el sedimento del vino? ¿Es seguro beber? ¿Y hay formas de evitarlo o eliminarlo?
En este artículo vamos a abordar el lado bueno, el malo y el feo de la vinificación y el sedimento en el vino.
¿Qué es el sedimento del vino?
El sedimento del vino tiene varios nombres: diamantes, cristales de vino y fangos son algunos de los más populares.
Aunque parezca desagradable, el sedimento es completamente natural y se compone principalmente de materia orgánica, como semillas y pieles de uva. Sin embargo, hay un ingrediente con el que quizás no estés tan familiarizado: los tartatos.
Los tartatos son compuestos orgánicos parecidos al cristal, se asemejan a los diamantes de color burdeos cuando están presentes en el vino tinto y a los diamantes transparentes en los vinos blancos. Son producto de la unión del ácido tartárico con el potasio, ambos ingredientes naturales en la vinificación.
El sedimento también se compone de levadura muerta, denominada lías en el mundo de la vinificación. Las lías se forman cuando las células de levadura muertas quedan en el vino después del proceso de fermentación. Son completamente inofensivos y, de hecho, aportan cuerpo y sabor al vino.
¿Cómo se forma?
Durante el proceso de fermentación, el potasio y el ácido tartárico se unen, y las células de levadura transforman los azúcares naturales de la uva en alcohol. Cuando finaliza la fermentación, estos fragmentos adicionales (tártaros y lías) todavía están presentes en el vino.
Para eliminarlos, los enólogos han ideado una solución ingeniosa: la estabilización por frío.
Este proceso consiste en someter al vino a un enfriamiento de 0 a -3°C para que precipiten las sales de ácido tartárico. Esto hace que los trozos sobrantes se conviertan en “cristales” grandes, que se pueden juntar y quitar fácilmente.
Si bien se suele pensar que los sedimentos y los cristales de vino son algo negativo de encontrar en una copa de vino, muchos enólogos optan por dejarlos en sus vinos, debido a que los sedimentos no afectan el sabor. Algunos sommeliers y enólogos a menudo los ven como un signo de calidad y una prueba de que el vino no ha sido sobreprocesado.
¿Cómo eliminar los sedimentos?
Si quiere estar libre de sorpresas sedimentarias, hay algunas formas de eliminar los sedimentos en casa.
Primero, puedes vaciar el vino a través de un colador fino o una gasa para atrapar cualquier sedimento y que quede en la botella. Sin embargo, esto puede complicarse, así que es mejor tener un recipiente ancho para poder recolectar hasta la última gota.
La decantación es otra gran opción. Fueron inventados para ayudar a los bebedores de vino a esquivar los sedimentos, pero esa no es su única función, sino que también ayuda a que el vino alcance una buena temperatura y que respire.
Para decantar con éxito, debes dejar la botella de forma vertical durante uno o dos días antes de servir. Esto debería permitir que todo el sedimento se acumule en el fondo de la botella. Cuando esté listo para servir, vierte el vino con cuidado, vigilando de cerca el sedimento. Si el sedimento se mueve hacia el cuello de la botella, deja de verterlo.
¿Es seguro beber sedimento?
Puede parecer un poco raro, pero el sedimento es seguro para beber. En realidad no tiene sabor, sino más bien una textura: podemos compararlo con el fondo de una taza de té con hojas de té o una de café con asientos.
Debido a que el sedimento está hecho de ingredientes naturales, no deberíamos temerle. Sin embargo, entendemos que tener la boca llena de materia extraña cuando solo estamos tratando de tomar una buena bebida puede no sentirse muy placentero.
Si ves estos posos granulares escondidos en el fondo de su copa, no te alarmes, pero tampoco te apresures a beberlos. Puede ser completamente seguro, pero no se siente muy agradable.
¿Cómo evito los sedimentos en el vino?
El vino tinto obtiene su fabuloso tono y sabor tánico de los taninos naturales que se encuentran en la piel de la uva, por lo que cuando los vinos tintos se fermentan, maduran y embotellan, es más probable que tengan más partículas de uva suspendidas en él.
Los vinos también forman más sedimentos a medida que envejecen. Durante el proceso de envejecimiento, las moléculas se combinan para formar polímeros de tanino, que caen al fondo de la botella, creando más y más sedimentos para que los descubras al beber.
Entonces, si realmente no puedes soportar la idea de sedimentos de ninguna forma, opta por consumir vinos jóvenes y de preferencia alguno blanco.
Si bien a nosotros también nos gustaría evitar una copa de vino sin partículas extrañas, debemos admitir que poder ver la ciencia del vino frente a ti es bastante genial. Esas maravillosas uvas pasan por un gran cambio para convertirse en una gloriosa copa de vino.