El análisis visual (o fase visual del vino) es una de las primeras fases que se realizan durante una cata del vino. Realizar este ejercicio nos puede ayudar a darnos algunas pistas sobre cuál es el vino con el que nos encontramos en la copa. Es una de las fases que podríamos considerar más sencillas, pero eso no demerita su importancia. Hoy te vamos a contar sobre algunos puntos clave que debes tomar en cuenta a la hora de realizar una cata. ¿Estás listo?
Antes que nada, debemos considerar que debemos cumplir con una serie de condiciones en el lugar donde vamos a realizar la cata, pues estas podrían afectar considerablemente las características visuales que se aprecian en el vino.
Primero que nada, una de las condiciones imprescindibles que debemos tener en cuenta es la iluminación del lugar, de ser posible, lo mejor es que sea luz natural y suficiente. Cuando la luz es artificial, hay que considerar que las tonalidades del vino pueden variar en matices azulados para fuentes de luz fría, o amarillas para la luz de fuentes cálidas. Otro punto importante a considerar es, que de preferencia contemos con un fondo blanco en el cual podamos inclinar la copa, para así poder apreciar mejor sus tonalidades y la intensidad de su color.

Una vez que contamos con las condiciones ideales para poder iniciar a contemplar el vino, es importante tener en cuenta que se pudieran presentar algunos “defectos” como que el líquido se vea con un poco de turbidez o ciertos sedimentos pero que no necesariamente significa que el vino esté en mal estado, pues hay vinos que por la naturaleza del mismo, no pasan por los filtros que matizan ese tipo de detalles pues no afectan el aroma ni sabor del vino.
Es importante conocer cuál es la forma de elaboración del vino para saber si el origen de su turbidez es o no un defecto, para saber si es necesario decantar o cuál es la forma correcta de servirlo y así poder hacer la cata sin interferencias.
Ahora sí, teniendo todas estas condiciones en orden y claras, llega la hora de evaluar las variables principales que se deben considerar a la hora de catar un vino en su fase visual, y estas son: Claridad, intensidad de color, tonalidad de color y fluidez.

Claridad
Si el vino pasó por un proceso de clarificación, lo normal es que la apariencia del líquido sea limpia y cristalina, pero los excesos de filtración pueden alterar sus propiedades volviéndolo plano, es por eso que se le da un valor a esta característica. La presencia de sedimentos o esos pequeños cristales que podemos observar en el vino o alrededor del corcho, son producidos debido a la precipitación de bitartrato potásico, un compuesto natural presente en la uva llamado ácido tartárico. Estos sedimentos no afectan el sabor, ni olor del vino, por lo que no deberían considerarse un defecto.
Sin embargo, sí hay vinos que se encuentran visiblemente turbios y es así debido a que hubo alguna falla en la conservación o elaboración del mismo. Puede producirse por dos factores, el primero puede ser por el exceso de calor que pone a las proteínas en suspensión, volviendo el vino con un sabor amargo, el segundo se debe al exceso de chips para la maduración del vino o cuando se incorpora en el estrujado de forma accidental material vegetal, lo que provoca que se formen filamentos de color blanco o amarillo, es un defecto porque también afectan su sabor.
Intensidad de color
La intensidad de color en un vino, ya sea alta o baja, se debe a diferentes factores y no necesariamente están relacionados con su calidad, también tienen que ver con la edad o tipo de variedad de uva utilizada en el vino. Por ello su intensidad sólo se califica en alta, media o baja.
Para poder saberlo, debemos tener nuestro vino servido en una copa de cristal sin color, y tratar de ver un objeto a través de ella. Si podemos observar con claridad, diremos que es un vino de capa baja, si podemos ver pero no distinguir bien, la capa es media y si no podemos ver nada, la capa es alta.

Tonalidad
Poder apreciar las tonalidades de color en un vino es una parte muy interesante pues podemos identificar datos del vino como la edad por el ribete, el tipo de uva, etcétera.
En los vinos tintos, el ribete pasará de un color violáceo a teja conforme más edad tenga debido a la oxidación de los antocianos, en los vinos blancos es mejor observar la tonalidad en el centro sobre un fondo blanco, siempre inclinando la copa, normalmente los vinos jóvenes tienen tonalidades más suaves y tenues y mientras va envejeciendo el color se vuelve a amarillo dorado
Fluidez
Cuando giramos el vino haciendo círculos en la copa, por las paredes quedarán adheridas unas gotas, también llamadas lágrimas o piernas, que se comenzarán a deslizar y esto nos indicará el cuerpo y la textura. El número, grosor y velocidad de su desplazamiento nos podrá mostrar la densidad del vino, las gotas se forman por una equilibrada combinación entre la glicerina y etanol.
Dependiendo de la cantidad de alcohol que contenga cada vino, algunas lágrimas son más densas y permanecen en la copa más tiempo, esto nos indica que el vino tiene un nivel más alto de graduación alcohólica.
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