La elaboración del vino es un proceso que conlleva varias fases, pero podríamos decir que una de las más importantes es la fermentación, así sea que se elabore con diferentes técnicas, gracias a ella podemos obtener vino.
Después de la recolección de las uvas, estas pasan por la despalilladora, se clasifican, exprimen y presionan para obtener el mosto o jugo de la uva.
Pero, ¿Qué es la fermentación? Podríamos decir que es el proceso de vinificación en la que el mosto se convierte en vino. En esta fase, se debe poner especial cuidado en cada detalle para poder obtener los matices que se desean en el vino.
Existen diferentes tipos de fermentación: alcohólica, maloláctica, en botella y barrica.
Fermentación alcohólica
Las responsables de este proceso son las levaduras, que se alimentan de los azúcares contenidos en el mosto de la uva, y lo convierten en alcohol. Para que esto suceda, las levaduras necesitan ciertas condiciones para poder realizar la fermentación, puede realizarse en diferentes depósitos pero es más común que el mosto se coloque en tanques, ya que estos favorecen las condiciones para que suceda la fermentación.
Fermentación maloláctica
Después de la fermentación alcohólica sigue la maloláctica, o también conocida como fermentación secundaria, en ésta se usan bacterias en vez de levaduras, las bacterias convierten el ácido málico, que se encuentra de manera natural en la uva, en ácido láctico que nos ayuda a marcar la acidez y frescura en los vinos blancos, y en los vinos tintos disminuyen la acidez y nos ayuda a que sean más redondos.
Fermentación en botella
También conocida como segunda fermentación, es utilizada para la elaboración de algunos vinos espumosos, en este método se añaden azúcares y levaduras al vino una vez que ya está embotellado, generando así gas carbónico. La temperatura y presión serán las que ayudarán a que se formen burbujas en los vinos.
Fermentación en barrica
Su principal función es obtener vinos más estructurados donde se obtienen diferentes componentes como el color, aroma y sabor. Con esta técnica se dejan actuar las levaduras con el mosto y así, transformar los azúcares que contiene en alcohol. El tipo de madera más común que se usa para las barricas es el roble americano o francés.
Es importante resaltar que la crianza y fermentación en barrica son dos cosas diferentes y no se deben confundir.